Drift Cardiovascular
Todos hemos experimentado al realizar una sesión de resistencia aeróbica de larga duración (>50 min), como a pesar de mantener constante la velocidad de carrera o los vatios en ciclismo, la frecuencia cardiaca progresivamente se va elevando sin aparente justificación. A este fenómeno se le denomina “drift cardiovascular”.
Este comportamiento también se observa en la parte de carrera en triatlones, en los que el atleta observa que a pesar de llevar una velocidad aeróbica con sensaciones moderadas de esfuerzo, su frecuencia cardiaca está “disparada”.
El “drift cardiovascular” se acrecienta cuando realizamos ejercicio en calor, algo que los entrenadores han de tener en cuenta cuando programan sesiones de ejercicio con doble referencia de intensidad (velocidad y frecuencia cardiaca).
Distintos comportamientos fisiológicos pueden justificar el drift cardiovascular, pero con mucha frecuencia subyace como causa un descenso del volumen plasmático, por un disbalance entre el aporte hídrico y la producción de sudor.
El resultado de tener menos volumen plasmático, es que el corazón se llenará menos, y por consiguiente el volumen sistólico descenderá; inevitablemente, si se quiere mantener un consumo de oxígeno asociado a la intensidad de actividad realizada, la frecuencia cardiaca deberá aumentar.
Así pues, podemos considerar al drift cardiovascular como una respuesta fisiológica.