00El ejercicio físico ya no es solo una recomendación general de estilo de vida saludable. Hoy en día, se considera una parte fundamental del tratamiento integral en pacientes oncológicos. Numerosos estudios científicos y guías clínicas internacionales han demostrado que mantenerse activo durante y después del tratamiento contra el cáncer puede mejorar de forma significativa la calidad de vida, reducir los efectos secundarios y, en algunos casos, incluso aumentar la supervivencia.
Las guías más recientes coinciden en que el ejercicio debe formar parte del abordaje clínico desde el diagnóstico. Tanto el ejercicio aeróbico (caminar, nadar, bicicleta) como el entrenamiento de fuerza (resistencia progresiva con gomas, pesas o el propio peso corporal) ofrecen beneficios concretos. Entre ellos se incluyen la mejora de la fatiga, del estado de ánimo, de la masa muscular, del equilibrio y de la función cardiovascular.
La recomendación general para pacientes con cáncer es alcanzar al menos 150 minutos a la semana de ejercicio aeróbico moderado y realizar entrenamiento de fuerza dos veces por semana. Estas pautas deben adaptarse a cada paciente según su estado físico, tipo de cáncer, tratamiento recibido y posibles secuelas como linfedema, neuropatía o metástasis óseas. Por eso, es fundamental que el programa de ejercicio esté supervisado por profesionales con formación específica en oncología.
Además de los beneficios físicos, la actividad física ayuda a reducir la ansiedad, la depresión y la sensación de aislamiento que muchas personas experimentan durante el proceso oncológico. También mejora el control del peso, favorece el sueño y promueve una mayor autonomía en las actividades de la vida diaria.
El principal desafío no está en demostrar su utilidad, sino en su implementación real. Muchos pacientes no reciben aún indicaciones específicas sobre ejercicio, y los profesionales sanitarios pueden sentirse inseguros a la hora de recomendarlo. De ahí la necesidad de espacios especializados que faciliten este tipo de atención.
En la Clínica OYTU, nuestro equipo multidisciplinar trabaja desde el inicio del tratamiento oncológico para incorporar el ejercicio como una herramienta terapéutica más. Diseñamos programas de ejercicio individualizados, seguros y eficaces, con base científica y adaptados a cada fase del tratamiento. Porque moverse es parte del tratamiento, y hacerlo con acompañamiento profesional marca la diferencia.
