Relación entre la inactividad física y el metabolismo de las grasas
La inactividad física es la cuarta causa principal de muerte en el mundo. Está asociada con una gran cantidad de enfermedades y muertes prematuras. Dos posibles factores contribuyentes son la lipidemia posprandial (PPL), que acelera la aterosclerosis, y la oxidación de grasas en todo el cuerpo, que contribuye a la obesidad.
El ejercicio agudo en personas físicamente activas es efectivo para aumentar la oxidación de grasas en todo el cuerpo y reducir la PPL a la mañana siguiente.
Sin embargo, en personas que tienen baja actividad física (<8000 pasos/día), una sesión aguda de ejercicio (1 hora al 62% VO2max) no tiene efecto en aumentar la oxidación de grasas o reducir la PPL (‘resistencia al ejercicio’). Los perjuicios agudos de la inactividad no se deben a la falta de ejercicio y son más poderosos que los beneficios del ejercicio, al menos en lo que respecta al metabolismo de las grasas.
El aumento de la mortalidad con la reducción de los pasos diarios es notablemente pronunciado. Los bajos pasos diarios de fondo también afectan las adaptaciones metabólicas al entrenamiento de resistencia aeróbica a corto plazo, lo que sugiere que los perjuicios de la inactividad se extienden más allá del metabolismo de las grasas.
La ‘resistencia al ejercicio’ con la inactividad podría ser un culpable, causando aterosclerosis, o tal vez también un anunciador (oxidación de grasas deteriorada) de enfermedades más extendidas.
Las recomendaciones sobre la cantidad de ejercicio moderado a vigoroso necesario para la salud deben tener en cuenta la cantidad de actividad de fondo (es decir, ∼8000 pasos/día) necesaria para evitar la ‘resistencia al ejercicio‘.
Cuando los efectos de la inactividad se han establecido (es decir, ‘resistencia al ejercicio’), ni siquiera una sesión de ejercicio de 1 hora puede revertirlo, lo que indica que los males de la inactividad no son simplemente la ausencia de ejercicio: es un factor de riesgo poderoso e independiente para la salud. Esto concuerda con las observaciones de que las personas que cumplen con el nivel de ejercicio recomendado todavía tienen un mayor riesgo de mortalidad si son en gran medida inactivas durante todo el día.
Además, el entrenamiento crónico a corto plazo con una baja cantidad de pasos de fondo también inhibirá algunas adaptaciones metabólicas, lo que sugiere que la inactividad podría tener daños generalizados más allá del metabolismo de las grasas, lo que podría convertir a la ‘resistencia al ejercicio del metabolismo de las grasas’ en un indicio de enfermedad más extendida.
En este sentido, se ha demostrado que la inactividad deteriora la sensibilidad a la insulina y, por lo tanto, también el metabolismo de los carbohidratos después de solo 24 horas.
Además de aumentar los pasos, los efectos de la inactividad pueden ser contrarrestados a través de breves sesiones de ciclismo de alta intensidad cada hora (4 s × 5), lo que sugiere que métodos más eficientes en cuanto al tiempo además de aumentar los pasos también pueden prevenir la ‘resistencia al ejercicio’.
Parece que las sociedades modernas de hoy podrían haber pasado un punto de inflexión proverbial en el que el recuento diario promedio de pasos de las poblaciones (por ejemplo, ∼5000) (EE. UU .: 4774; Reino Unido: 5444) es menor que el necesario para mantener la salud en general y el metabolismo de las grasas específicamente (por ejemplo, ∼8000 pasos/día).
Se espera que este conocimiento se pueda utilizar para tener en cuenta la cantidad necesaria de actividad de fondo para complementar cualquier pauta de ejercicio moderado a vigoroso con el fin de evitar la ‘resistencia al ejercicio’.
Se necesitan tanto la prescripción de ejercicio como una actividad de fondo suficiente para obtener todos los beneficios para la salud y el rendimiento.
Fuente del estudio: Coyle EF. Physical inactivity causes exercise resistance of fat metabolism: harbinger or culprit of disease? J Physiol. 2024 Mar 13. doi: 10.1113/JP284169. Epub ahead of print. PMID: 38477868.
