El ejercicio físico juega un papel crucial en el manejo del cáncer, adaptándose a las necesidades individuales de cada paciente y teniendo en cuenta factores como la co-medicación y la condición cardíaca, que puede verse afectada por el tratamiento del cáncer.
La disminución de la capacidad aeróbica en pacientes con cáncer puede deberse a varios factores, incluyendo la disminución del gasto cardíaco, menor capacidad del ventrículo izquierdo, y efectos secundarios como la fatiga y la polineuropatía, que pueden afectar la adherencia al ejercicio.
La combinación de entrenamiento aeróbico continuo de intensidad moderada e interválico de alta intensidad (HIIT) es segura y beneficiosa, mejorando la función mitocondrial y la comunicación celular, lo cual es esencial para la salud cardiovascular y puede tener un impacto en la progresión del cáncer.
La colaboración entre médicos y fisiólogos del ejercicio es esencial para ajustar y supervisar eficazmente estos programas de ejercicio, mejorando así los resultados de salud en pacientes con cáncer.