“Snacks” de ejercicio y cáncer
En el contexto del cáncer, los «snacks» de ejercicio de alta intensidad ofrecen una alternativa prometedora para mejorar la salud y combatir el crecimiento tumoral. Estos breves episodios de ejercicio vigoroso, de menos de un minuto, realizados repetidamente a lo largo del día, han demostrado no solo mejorar la salud cardiometabólica, sino también reducir el crecimiento de células cancerosas in vitro.
El entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT) ya ha sido ampliamente estudiado en pacientes con diversas condiciones, incluidas enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer. Se ha observado que mejora la aptitud cardiorrespiratoria, la masa muscular y reduce la grasa corporal en estas poblaciones. Además, el ejercicio de alta intensidad puede provocar cambios inmediatos en la sangre, como la reducción de la glucosa y la insulina, y mejoras en la función vascular.
Lo más interesante es que los efectos del ejercicio de alta intensidad parecen ir más allá de la mejora de la aptitud física. Estudios recientes han demostrado que los episodios agudos de ejercicio pueden suprimir temporalmente el crecimiento de células cancerosas en vitro.
Por ejemplo, en pacientes con cáncer de mama, colon y próstata, el suero post-ejercicio ha mostrado reducir la viabilidad de las células cancerosas en estudios de laboratorio. Estos efectos se deben en parte a la liberación de mioquinas y catecolaminas, sustancias que se generan durante el ejercicio y que tienen propiedades antitumorales.
Sin embargo, aún se necesita más investigación para determinar la dosis mínima y la intensidad óptima de ejercicio necesarias para maximizar estos beneficios en personas que viven con y más allá del cáncer.
La hipótesis detrás de los «snacks» de ejercicio es que, al acumular varios episodios cortos de actividad intensa a lo largo del día, se podría aumentar la frecuencia de exposición a estos efectos beneficiosos, mejorando potencialmente la calidad de vida y los resultados de salud de los pacientes.
