El tratamiento del cáncer ha mejorado significativamente, aumentando la supervivencia de los pacientes a largo plazo. Sin embargo, esto también ha incrementado la prevalencia de toxicidad cardiovascular asociada a las terapias oncológicas (CTR-CVT). Esta condición incluye disfunción cardiovascular, hipertensión, arritmias y toxicidad vascular, cuya gravedad depende del tipo de tratamiento y el riesgo cardiovascular previo del paciente.
El ejercicio físico emerge como una herramienta eficaz para prevenir y manejar estas complicaciones. Estudios recientes demuestran que un programa de ejercicio estructurado mejora la salud cardiovascular, disminuye la inflamación crónica asociada al cáncer y reduce el riesgo de recurrencia tumoral. Además, el ejercicio potencia la calidad de vida y la salud mental de los pacientes.
El modelo de rehabilitación cardio-oncológica incluye prescripción personalizada de ejercicio, evaluación de riesgos cardiovasculares y asesoramiento nutricional. Este enfoque integrado asegura una mejor adherencia y efectividad del tratamiento. Los pacientes deben realizar al menos 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico moderado o 75 minutos de alta intensidad, complementado con fortalecimiento muscular y entrenamiento de flexibilidad.
Aunque el ejercicio es seguro y recomendado durante y después de los tratamientos, su implementación debe considerar las limitaciones físicas y psicológicas individuales. La supervisión adecuada es clave para maximizar los beneficios y evitar efectos adversos.
En la Clínica OYTU, promovemos un enfoque integral para los pacientes oncológicos, incorporando el ejercicio terapéutico como pilar central en la prevención y manejo de complicaciones cardiovasculares. Nuestro compromiso es brindar atención personalizada basada en evidencia, ayudando a los pacientes a superar los retos del tratamiento oncológico y mejorar su calidad de vida.