La radioterapia es una parte fundamental del tratamiento adyuvante en el cáncer de mama, pero suele asociarse con efectos secundarios como fatiga relacionada con el cáncer, insomnio, depresión y pérdida de fuerza. Estos síntomas impactan negativamente en la calidad de vida y en la adherencia al tratamiento. Dado que las opciones farmacológicas para tratar la fatiga y otros efectos secundarios son limitadas, el ejercicio físico se ha propuesto como una estrategia no farmacológica eficaz.
Beneficios del ejercicio durante la radioterapia
Un metaanálisis reciente revisó 16 ensayos clínicos aleatorizados que incluyeron a 1,373 pacientes con cáncer de mama en estadios 0 a III. Los resultados mostraron que el ejercicio físico tiene un efecto positivo significativo en la reducción de la fatiga relacionada con el cáncer. Este beneficio es especialmente notable en pacientes que realizan yoga, que demostró ser más eficaz que otras formas de ejercicio, como el entrenamiento de fuerza o actividades aeróbicas. Además, aunque los efectos sobre la calidad del sueño y los síntomas depresivos no alcanzaron significancia estadística, los estudios sugieren mejoras potenciales.
El ejercicio físico también parece influir en procesos inflamatorios y en la función del eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal, reduciendo los niveles de citoquinas proinflamatorias, como el TNF-alfa. Esto podría explicar su impacto positivo en la fatiga y otros síntomas relacionados con el cáncer.
Conclusión
El ejercicio durante la radioterapia no solo es seguro, sino que también es efectivo para mitigar los efectos secundarios relacionados con el tratamiento. Implementar programas personalizados de ejercicio, como sesiones de yoga de intensidad moderada, puede mejorar significativamente la calidad de vida de las pacientes. Esta evidencia respalda el ejercicio como una intervención complementaria en el manejo integral del cáncer de mama.