Adaptaciones al ejercicio que convergen para mejorar la salud cardiometabólica

Salud cardiometabólica y Ejercicio

Las intervenciones de ejercicio inducen adaptaciones metabólicas en varios tejidos, las cuales, cuando se observan a nivel de todo el cuerpo, convergen para mejorar la salud cardiometabólica.

Aunque las adaptaciones a menudo se estudian a nivel de tejido individual, las adaptaciones dentro de tejidos específicos a menudo se superponen e interactúan con otros tejidos, mejorando así el metabolismo del cuerpo entero.

Por ejemplo, el ejercicio crónico facilita un aumento en el recambio lipídico del cuerpo entero. Esto se asocia con adaptaciones dentro del músculo esquelético, incluido un aumento en la capacidad de oxidación de grasas, la expresión de proteínas que regulan la lipólisis y una reducción en especies lipídicas desensibilizadoras de insulina como los diacilgliceroles y ceramidas.

Además, un mayor grado de recambio lipídico resulta en la reducción de la cantidad de lípidos en circulación, así como en la deposición ectópica de lípidos dentro del hígado, corazón y páncreas.

Por lo tanto, el ejercicio proporciona una vía para reducir la lipotoxicidad asociada con la mala salud metabólica y la resistencia a la insulina. Como tal, las intervenciones de ejercicio a menudo resultan en mejoras en la sensibilidad a la insulina dentro del músculo esquelético, tejido adiposo, hígado y cerebro.

Las mejoras en la sensibilidad a la insulina están mediadas en parte por adaptaciones a nivel de tejido individual, incluido un aumento en la abundancia de proteínas clave involucradas en el manejo de la glucosa, como GLUT4 dentro del músculo esquelético y tejido adiposo.

Sin embargo, las adaptaciones dentro de un tejido pueden proporcionar adaptaciones metabólicas complementarias a otro tejido.

Por ejemplo, la eliminación de lípidos de la circulación puede facilitarse mediante una mayor oxidación dentro del músculo esquelético o una mejora en la supresión mediada por insulina de la lipólisis. Esto, a su vez, puede proporcionar un mecanismo mediante el cual se mejora la sensibilidad a la insulina hepática o se previene la sobrecarga de células b.

Las adaptaciones metabólicas a menudo se asocian con mejoras en el metabolismo oxidativo dentro de los tejidos individuales.

Como tal, se ha informado sobre la biogénesis mitocondrial después del entrenamiento con ejercicio dentro del músculo esquelético, el corazón y varias regiones cerebrales, aunque no de manera tan consistente dentro del tejido adiposo.

La oxigenación de los tejidos también puede mejorarse mediante una amplia regulación al alza de la angiogénesis, y como tal, se ha observado un aumento del crecimiento capilar en el músculo esquelético, tejido adiposo y cerebro después del entrenamiento.

Esto, a su vez, puede proporcionar una disminución de la inflamación crónica, que se ha asociado con una mala salud cardiometabólica.

Las adaptaciones resultantes a nivel de tejido individual convergen para afectar positivamente múltiples factores de riesgo cardiometabólicos, como la presión arterial, la aptitud cardiorrespiratoria, la resistencia a la insulina, los perfiles lipídicos sanguíneos y la deposición de lípidos.

Fuente del estudio: Ashcroft SP, Stocks B, Egan B, Zierath JR. Exercise induces tissue-specific adaptations to enhance cardiometabolic health. Cell Metab. 2024 Feb 6;36(2):278-300. doi: 10.1016/j.cmet.2023.12.008.

Acceso libre al artículo original, aquí.

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