La sarcopenia es una condición caracterizada por la pérdida progresiva de masa muscular esquelética, fuerza y función, generalmente asociada con el envejecimiento. Su origen está relacionado con cambios hormonales, disminución de la actividad física, alteraciones en el metabolismo proteico e inflamación crónica. Las consecuencias incluyen movilidad reducida, debilidad, fragilidad, mayor riesgo de caídas y deterioro de la calidad de vida. En pacientes con cáncer, la sarcopenia es un predictor independiente de mortalidad. Por ejemplo, en mujeres con cáncer de mama, la presencia de sarcopenia incrementa el riesgo de mortalidad en un 71%. Además, en pacientes con cáncer gástrico, la sarcopenia se asocia con complicaciones postoperatorias severas y menor supervivencia general y libre de enfermedad. Estudios adicionales en cáncer de páncreas y vejiga también confirman que la masa muscular influye en la supervivencia. El entrenamiento de fuerza se destaca como una herramienta esencial para desarrollar y mantener la masa muscular, ofreciendo beneficios adicionales como mayor densidad ósea, mejor flexibilidad articular, control de peso y salud cardiovascular, y un menor riesgo de caídas.
Por otro lado, la caquexia es un síndrome relacionado con enfermedades crónicas, como el cáncer o la insuficiencia cardíaca, que se caracteriza por pérdida severa de masa muscular, pérdida de peso y alteraciones metabólicas. A diferencia de la sarcopenia, la caquexia ocurre de manera rápida y es menos reversible. Algunos estudios sugieren que el entrenamiento de fuerza puede no ser efectivo para prevenir la pérdida muscular en pacientes con caquexia debido a la hiperactivación de la vía de señalización PI3K/mTOR, que regula el crecimiento y reparación muscular. En su lugar, se propone el ejercicio de resistencia leve, ya que mejora la capacidad oxidativa, previene la hiperlipidemia y mejora la resistencia a la insulina. Además, corregir la anemia, común en la caquexia asociada al cáncer, es fundamental antes de iniciar cualquier programa de ejercicio, ya que esta condición puede limitar la capacidad física.
La fatiga relacionada con el cáncer es un efecto secundario debilitante que afecta a los pacientes durante y después del tratamiento. Esta se caracteriza por agotamiento persistente que interfiere en las actividades diarias y puede ser causada por el cáncer mismo, los tratamientos, la anemia y otras condiciones subyacentes. La actividad física, especialmente el ejercicio aeróbico, ha demostrado ser eficaz en la reducción de la CRF al mejorar la capacidad aeróbica, aumentar el flujo sanguíneo, activar el sistema nervioso simpático y regular el sistema endocrino. Es crucial seleccionar cuidadosamente el tipo de ejercicio más adecuado para cada paciente, considerando sus necesidades y limitaciones individuales.
En conclusión, la actividad física, en sus diferentes modalidades, juega un papel fundamental en la prevención y manejo de la sarcopenia, la caquexia y la fatiga relacionada con el cáncer. Su implementación adecuada puede mejorar significativamente la calidad de vida y los resultados clínicos en pacientes con cáncer.
Referencia: Albini A, La Vecchia C, Magnoni F, Garrone O, Morelli D, Janssens JP, Maskens A, Rennert G, Galimberti V, Corso G. Physical activity and exercise health benefits: cancer prevention, interception, and survival. Eur J Cancer Prev. 2025 Jan 1;34(1):24-39. doi: 10.1097/CEJ.0000000000000898.