La fatiga relacionada con el cáncer es una de las secuelas más comunes y debilitantes que experimentan los pacientes, tanto durante el tratamiento como en la fase de recuperación. Se trata de un agotamiento persistente que no mejora con el descanso y que impacta significativamente en la calidad de vida. Frente a este desafío, el ejercicio físico, y en particular el entrenamiento cardiovascular, ha demostrado ser una estrategia eficaz para reducir la fatiga y mejorar el bienestar general.
¿Cómo ayuda el entrenamiento cardiovascular a combatir la fatiga?
El ejercicio aeróbico, como caminar, nadar o montar en bicicleta, favorece la eficiencia del sistema cardiovascular y la oxigenación de los tejidos. En personas con cáncer, esto se traduce en una mayor resistencia a la fatiga y en una mejor capacidad para realizar actividades diarias sin agotarse. Además, el entrenamiento cardiovascular regula procesos biológicos clave, como la inflamación y el estrés oxidativo, que están implicados en la fatiga crónica.
Otro aspecto fundamental es su impacto positivo en la salud mental. La actividad física estimula la producción de endorfinas y serotonina, ayudando a reducir la ansiedad y la depresión, síntomas que a menudo acompañan la fatiga en pacientes oncológicos. De esta forma, el ejercicio no solo mejora la energía física, sino también el estado emocional y la motivación para afrontar el día a día.
Implementación práctica: ¿cómo iniciar el ejercicio?
Para que el entrenamiento sea efectivo y seguro, debe adaptarse a las necesidades de cada paciente. Algunas recomendaciones clave incluyen:
- Inicio progresivo: Comenzar con sesiones de 10 a 15 minutos y aumentar gradualmente la duración y la intensidad.
- Ejercicio moderado y placentero: Caminar a ritmo suave, nadar o bailar son opciones accesibles y sostenibles en el tiempo.
- Escuchar el cuerpo: Es importante evitar el sobreesfuerzo y ajustar la actividad en función del nivel de energía diario.
- Supervisión profesional: Contar con la guía de fisioterapeutas o especialistas en ejercicio oncológico para personalizar el plan de entrenamiento.
Conclusión
Aunque el descanso suele ser la primera opción frente a la fatiga, la evidencia sugiere que mantenerse activo de manera controlada es una de las mejores estrategias para combatirla. El entrenamiento cardiovascular no solo ayuda a reducir el agotamiento, sino que también mejora la calidad de vida, la autonomía y el bienestar emocional de las personas con cáncer.
📌 Referencia: Basado en el artículo Cardiovascular training for fatigue in people with cancer (Cochrane Database Syst Rev, 2025).