El tratamiento del cáncer suele implicar cirugías, radioterapia y otros procedimientos invasivos que, aunque necesarios, pueden dejar cicatrices y provocar adherencias en los tejidos. Estos cambios no solo afectan la estética, sino que pueden limitar la movilidad, causar dolor y generar complicaciones funcionales. Abordar de manera temprana y adecuada estas secuelas es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes oncológicos.
En pacientes oncológicos, las cicatrices pueden formarse tras cirugías para extirpar tumores o como resultado de tratamientos como la radioterapia, que puede endurecer la piel y los tejidos subyacentes. Las adherencias, por su parte, son bandas de tejido cicatricial interno que unen estructuras que normalmente deberían moverse de forma independiente, afectando la movilidad y generando dolor crónico.
Por ejemplo, en el cáncer de mama, las cicatrices tras una mastectomía o una cirugía reconstructiva pueden generar limitaciones en el rango de movimiento del brazo, afectando actividades cotidianas. En el cáncer de cabeza y cuello, las cicatrices pueden restringir la movilidad del cuello y causar dificultades para tragar o hablar.
Tratamientos efectivos para cicatrices y adherencias oncológicas
El enfoque del tratamiento de cicatrices y adherencias en pacientes oncológicos debe ser integral y personalizado, considerando las particularidades de cada caso. Algunas de las estrategias más eficaces incluyen:
Fisioterapia oncológica:
A través de técnicas de terapia manual, los fisioterapeutas pueden movilizar las cicatrices, romper adherencias y mejorar la elasticidad de la piel. Esto es especialmente relevante en pacientes con linfedema, donde la movilidad de la piel y el drenaje linfático pueden verse comprometidos.
Ejercicio terapéutico adaptado:
Mantener la movilidad es clave para evitar que las adherencias se vuelvan permanentes. En la Clínica OYTU, diseñamos programas de ejercicio terapéutico que ayudan a estirar los tejidos afectados y a mantener la amplitud de movimiento, adaptados al momento del tratamiento en el que se encuentre el paciente.
Tratamientos físicos complementarios:
Técnicas como el ultrasonido terapéutico, la radiofrecuencia o el láser de baja intensidad pueden ayudar a ablandar las cicatrices, reducir el dolor y mejorar la funcionalidad del área afectada.
Vendaje neuromuscular (kinesiotape):
Esta técnica ayuda a elevar la piel, mejora la circulación y reduce la tensión en las cicatrices, favoreciendo una mejor recuperación.
El tratamiento de cicatrices y adherencias en pacientes oncológicos no solo se centra en el aspecto estético, sino que busca restaurar la función y reducir el dolor. En la Clínica OYTU, trabajamos con un enfoque multidisciplinar para abordar cada caso de manera personalizada, ayudando a los pacientes a recuperar la movilidad y mejorar su bienestar general. Iniciar el tratamiento de manera temprana y con un enfoque adaptado a cada fase del proceso oncológico es clave para obtener los mejores resultados.